La Junta de Andalucía, presidida por
el PSOE desde hace más de 30 años, dice que la Catedral de Córdoba no pertenece
a la Iglesia y quiere quitarnos el templo a los fieles y quedárselo.
Una vez más, vivimos una formidable
operación de acoso a los cristianos. Y esta descarada operación para
acobardarnos y para que desaparezcamos de la vida pública acaba de dar un paso
decisivo en su ofensiva: quieren quedarse con las iglesias.
Líderes religiosos y los últimos Papas
lo han advertido reiteradamente: van a por nosotros. Nos quieren expulsar
totalmente de la sociedad.
Hace unos días, un asqueroso informe
de la ONU (una de las organizaciones más corruptas del mundo) acusaba a la
Iglesia católica de ser una fábrica de pederastas.
Se están sucediendo los ataques a
templos por parte de la izquierda más sectaria y radical, así como sucedía en
los años anteriores a la Guerra Civil. En estos momentos, España sufre una
media de un ataque a la libertad religiosa cada dos días y medio.
El reciente ataque contra Monseñor
Rouco ha sido uno más de las agresiones que están padeciendo obispos,
sacerdotes y seglares.
Y ahora un gobierno de aparentes
demócratas que ya quemaron Iglesias durante los años 30, dice que una Catedral
no es de la Iglesia católica y quiere apropiársela.