Grecia no sólo es un país quebrado, sino
una de las economías más pobres y menos desarrolladas de Europa desde
hace décadas. Y ello, pese a seguir, curiosamente, los dictados de la izquierda
radical, puesto que el Estado heleno se ha caracterizado por ser uno de los más
intervencionistas de
Europa (ocupaba el puesto 100 del ranking mundial sobre facilidad para hacer
negocios cuando estalló la crisis del euro) y con uno de los mayores niveles de
gasto público.
Y es que, el origen de la
tragedia griega, muy al contrario de lo que defienden Syriza o Podemos, no
radica en la pretendida austeridad, sino en su desbocado
e insostenible sector público. Grecia fue el país de la UE que
más aumentó su gasto público real (un 80% entre 1996 y 2008) y su deuda pública
(un 400% superior a sus ingresos públicos en 2011) durante los felices años de la burbuja crediticia. Pero
estas grandes cifras, siendo relevantes, se tradujeron en hechos muy concretos,
cuya realidad ocultan hábilmente partidos como Syriza en Grecia o Podemos en
España.
A
continuación, se resumen las diez grandes vergüenzas de Grecia que la izquierda europea se niega a
reconocer. La ruina helena es una historia llena de mentiras, despilfarros y
una enorme hipocresía.