
La mujer, que llevaba 23
años viviendo en una casa perteneciente al Estado pagando un alquiler que
pactaba cada cinco años, recibió hace unos meses el aviso de que tenía que
abandonar su casa para permitir que refugiados sin hogar pudieran usarla.
Los hechos han tenido lugar
en la ciudad sureña de Eschbach, cerca de la frontera de Francia. El piso, que
pertenece al Estado, será usado a partir de ahora para la acogida de cuatro
refugiados, demostrándose que la prioridad para el Gobierno de Merkel son los
refugiados antes que sus propios ciudadanos.
La mujer de 56 años, en
declaraciones a SWR, habló: “Es un escándalo que hayan regalado mi casa a los
refugiados. No le veo ningún sentido”.
Numerosas localidades de
Alemania están sufriendo a la hora de encontrar viviendas para los refugiados y
es por ello por lo que están recurriendo a viviendas que llevan décadas
alquiladas a ciudadanos alemanes pero que pertenecen al Estado alemán, aunque
no son viviendas sociales y a los alemanes, para poder alquilar esas viviendas,
se les obliga a tener un buen contrato laboral.
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